Jacques Sainte-Marie es Director Adjunto de Ciencia, encargado de Medio Ambiente en Inria, liderando el trabajo en torno a temas ambientales y energéticos. Como matemático aplicado y se dedica al modelamiento, análisis y simulación numérica de flujos encontrados en geofísica con aplicaciones a peligros naturales.
Su keynote en las Jornadas Científicas Inria Chile 2022 se centrará en el modelamiento de fenómenos geofísicos y a su contribución de modelos de datos para el modelado de flujos geofísicos, los resultados obtenidos, las dificultades y los obstáculos científicos.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) están en el centro de profundas transformaciones en muchos campos: salud, movilidad, agricultura, industria, educación, movilidad, agricultura, industria, educación... Por lo que limitar sus impactos ambientales es un desafío para la investigación y, en particular, para los investigadores de Inria. Las TIC son omnipresentes en nuestras vidas y tienen efectos negativos directos sobre el medioambiente, como la fabricación de herramientas digitales, el consumo de electricidad, la contaminación inducida… que ahora están documentados (ver, por ejemplo, el MOOC de Inria “Environmental Impacts of Digital Technology”, cuya versión en inglés está disponible aquí ).
Pero ese no es el caso de los impactos indirectos de la tecnología digital, que son numerosos y poco conocidos. Para aclarar qué se entiende por impacto indirecto, podemos tomar el ejemplo de un sensor en un campo que alertará de una deficiencia de las plantas o del desarrollo de una patología. Además de su fabricación y consumo eléctrico, el balance ambiental del sensor también debe integrar la reducción de productos químicos que puede generar; así, el equilibrio del sensor se mide por la suma de los impactos directos e indirectos.
Para mí, los principales desafíos son:
Los fenómenos geofísicos suelen ser multiescala y multifísica, por ejemplo la turbulencia en la dinámica oceánica o el ciclo del carbono en los océanos, pero los modelos que tenemos para representarlos son a menudo monoescala y monofísica. Debemos trabajar para enriquecer y ampliar los modelos que tenemos, manteniendo una complejidad razonable para que sus estudios sean posibles. Mientras los modelos generalmente resultan de hipótesis fuertes –promedio, filtrado– y frecuentemente describen comportamientos cercanos a un equilibrio, los datos contienen una riqueza y diversidad de información complementaria a la que proporciona el modelado.
Los objetos hechos por el hombre, como la Torre Eiffel, un barco o un corazón artificial, tienen un funcionamiento simple en comparación con los fenómenos naturales. El modelamiento de fenómenos naturales conduce a modelos de gran complejidad y nuestras herramientas para el análisis de estos deben desarrollarse significativamente.
La investigación científica evoluciona naturalmente hacia la especialización necesaria para resolver cuestiones científicas concretas, pero la magnitud y el carácter sistémico de los problemas que plantea el cambio climático requieren enfoques multidisciplinarios y el desarrollo de comunidades de investigadores en las interfaces entre dos disciplinas, como TIC-energía o TIC-agricultura. Tras la pandemia de Covid, los planes de recuperación puestos en marcha en muchos países deben tener este objetivo. Es urgente.
Se están creando nuevos paradigmas y América Latina tiene muchos activos: su demografía, la riqueza de sus culturas, su gran sensibilidad hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible –incluida la lucha contra el cambio climático–, la defensa de la biodiversidad y la limitación de la desertificación. Cuenta además con una población joven, entusiasta y educada, dispuesta a comprometerse y asumir retos.